This article has been translated by Ana María González, retired professor of Spanish and French at Texas Lutheran University. Read the story in English here.

Marina Juárez pasó cuatro años trabajando en el centro de vivienda apoyado por el estado de San Antonio, cuidando a personas con discapacidades intelectuales y del desarrollo. Más tarde, tuvo un trabajo en un hogar de ancianos, pero no veía una trayectoria profesional clara para ella.

Mientras tomaba cursos en Alamo Colleges, la joven de 28 años se enteró por uno de sus profesores sobre un programa de aprendizaje con Methodist Healthcare y decidió postularse. El programa de seis semanas permitió que Juárez consiguiera un trabajo como técnica de atención al paciente en Methodist Hospital, lo que a su vez le ha ayudado a mantener mejor a su hija.

“No crecí como rica, por lo que los pagos son un tema delicado”, afirmó Juárez. “El programa me cambió la vida, una de esas cosas que es demasiado buena para ser verdad, y luego todo empezó a encajar. Pude disponer de dinero para vivir en un nuevo lugar… Tengo una niña de 4 años, y ahora puedo pagarle todo.”

El programa de aprendizaje de Alamo Colleges con Methodist se lanzó en marzo de 2020 después de que el sistema de colegios comunitarios obtuviera una subvención del Departamento de Trabajo de EE. UU. para cerrar la existente brecha de habilidades, que tiene como objetivo expandir la fuerza laboral en las industrias de la atención médica, la manufactura y la tecnología de información.

La subvención de $1 millón le permitió a Alamo Colleges crear un programa de cuatro años centrado en la experiencia laboral en el lugar de trabajo para estudiantes talentosos de bajos ingresos que actualmente están desempleados o subempleados. Methodist Hospital fue uno de los primeros empleadores solicitantes que se ofreció a recibir a los participantes del programa y proporcionar la capacitación necesaria en el trabajo.

La decisión de Alamo Colleges de enfocar el aprendizaje en la industria del cuidado de la salud resultó en gran parte por la pandemia del coronavirus, aseguró Verne Futagawa, director del proyecto de subvenciones en Alamo Colleges. Durante la pandemia, la demanda de trabajadores de la salud aumentó significativamente y el sistema universitario reconoció esta oportunidad.

Los aprendices potenciales son generalmente estudiantes inscritos en un programa de certificado como asistente de enfermería o técnico de atención al paciente. Son reclutados por los directores de proyectos de Alamo Colleges en base a sus experiencias o certificaciones previas y son referidos al equipo de recursos humanos del Methodist, donde pasan por una entrevista. Los primeros 27 estudiantes que participaron en el programa fueron seleccionados entre 65 solicitantes.

Una vez aceptados, los aprendices completan seis semanas de capacitación, trabajando en varios departamentos del hospital mientras se les paga casi $13 la hora, siguiendo a enfermeras o médicos y asistiendo a clases en cualquier plantel del Methodist Hospital. Además de recibir un pago por su trabajo, a los estudiantes se les reembolsa el transporte, los uniformes o incluso el alquiler si es necesario. Una vez finalizado el período de formación, los aprendices se convierten en empleados del hospital a tiempo completo.

“Esta es una excelente forma de aprender de una manera que no se les lanza a la deriva”, indicó Futagawa. “Cuando los estudiantes saben que la subvención compensará algunos de los costos que podrían ser un obstáculo en otro entorno laboral, como los uniformes, es dinero que pueden gastar en otra cosa. A las personas que se han visto afectadas por COVID se les está dando la oportunidad de conseguir un trabajo de nivel medio.”

Catorce personas que ya concluyeron el programa ahora trabajan a tiempo completo para Methodist como técnicos de atención al paciente. Este verano se están formando dos grupos más de aprendices.

Los organizadores de Alamo Colleges esperan atraer a más empleadores de atención médica al programa y ampliar los lugares de trabajo donde los aprendices puedan capacitarse.

Methodist ha estado buscando formas de atraer empleados locales, indicó Courtney Duffey, coordinadora de residencia en el hospital.

“Esta es una excelente manera para que las personas accedan a puestos de atención médica de nivel de entrada… y hacerles saber que tenemos estos puestos abiertos y que podemos brindar capacitación”, agregó.

Los aprendices han demostrado ser especialmente valiosos porque permanecen con Methodist a largo plazo. Muchas personas que comienzan puestos de nivel de entrada en el cuidado de la salud a menudo renuncian o se transfieren a diferentes departamentos debido a la dificultad del trabajo. Este no ha sido el caso de los participantes del programa, según funcionarios de Methodist.

Juárez completó el programa el 30 de abril de este año. Posteriormente planea trabajar para obtener su certificación de enfermera registrada (RN) en el Galen College of Nursing, donde Methodist le proporcionará el reembolso de la matrícula.

Jane Bernard, de 44 años, estaba desempleada cuando comenzó la pandemia el año pasado y vio el programa de aprendizaje como una “bendición”. Pero después del primer turno de 12 horas en el hospital, consideró seriamente dejar el trabajo; después de meses sin trabajo, no estaba acostumbrada a estar de pie durante horas.

“Fui y me compré unos calcetines de compresión y un par de tenis porque me encanta ayudar a la gente”, comentó. “… Cuando entro en la habitación de un paciente, lo trato como si fuera mi mamá, como me gustaría que la trataran.”

Bernard planea continuar trabajando como técnica de atención al paciente en Methodist y eventualmente convertirse en enfermera titulada.

“El desarrollo de estos individuos, el crecimiento de muchos que realmente no tenían otra alternativa mejor, es inspirador”, recalcó Futagawa sobre los participantes del programa. “Es lo que nos motiva a mí y a mis colegas cada día.”

Polina is a Shiner Editorial Intern for the San Antonio Report.